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viernes, 28 de mayo de 2021
jueves, 27 de mayo de 2021
Romper España
Nuestra selección es libertad disfrazada de comunismo o, dicho de otra manera, el individualismo más absoluto travestido como interés común
Todos sabemos cómo se gana una Eurocopa –o un Mundial, si nos ponemos ambiciosos– pero los distintos seleccionadores que hemos conocido se niegan sistemáticamente a escucharnos. “Es una mezquindad”, me dice un amigo tras estudiar detenidamente el incendio provocado por Luis Enrique al revelar su convocatoria. Continuamos la conversación asombrándonos por la vehemencia de algunas críticas y la terminamos sugiriendo alternativas para nombrar al siguiente inquilino del gran trono nacional, incluido un sorteo puro entre aquellos españoles censados como tales antes del 1 de enero de este mismo año. “Somos unos genios”, concede él. Y yo, claro está, lo secundo.
A veces pienso que el gran encanto del fútbol reside en su capacidad infinita para permitirnos confirmar nuestras peores sospechas. Este un deporte al que nos acercamos de niños, con ilusión, tiernos e impresionables, pero que con el paso del tiempo nos va ensuciando el carácter hasta el punto de dar por buena una derrota de los nuestros a cambio de un estruendoso “yo ya lo dije”: ese debería ser el primer verso en la hipotética letra del himno nacional. Quizá haya sido siempre así, pero parece evidente que el apogeo de las redes sociales ha contribuido al clima de vaticinios apocalípticos y desastres a priori en los que se envuelve la única realidad incontestable que se me ocurre: nuestra selección es libertad disfrazada de comunismo o, dicho de otra manera, el individualismo más absoluto travestido como interés común.
Algo de esto empezamos a sospechar el día que Luis Aragonés dejó fuera de la Roja a Raúl, si no antes. Las posibilidades del combinado nacional pasaron a depender de nuestras filias y nuestras fobias, de que nuestros héroes particulares estuviesen presentes y del número de jugadores aportados por nuestros equipos a las convocatorias, una traslación impecable del desconocimiento y el seguidismo al campo de la estadística. “¿En qué mundo vive?”, se preguntaba la portada de un conocido diario refiriéndose a Luis Aragonés, allá por el año 2008. Lo mismo debió preguntarse el bueno de Luis –”¿en qué mundo vivo?”– pero se trataba del hombre que mejor conocía las tripas del fútbol español y no dudó en aparcar su propia naturaleza para reinventarnos como producto y concedernos, al menos, una oportunidad. A Luis Enrique le está ocurriendo algo similar, con la agravante de que a varios millones de españoles nos sobran medios técnicos y tiempo libre pero nos siguen faltando humildad y algo de memoria.
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El asturiano se ha criado dentro de un vestuario, fue jugador capital en los dos grandes del fútbol español y presenta un palmarés envidiable como entrenador. Yo repetí dos cursos en BUP y la semana pasada me despidieron como míster del Pontevedra C.F. en el Football Manager. Quiero decir con esto que mi opinión importa –a mí me importa, vamos– pero nunca está de más tomarse un minuto para reflexionar sobre la distancia que media entre ser el seleccionador nacional y creerse el infalible del pueblo. Luis Enrique y sus hombres pueden permitirse el lujo de perder la próxima Eurocopa sin nuestra aprobación pero tampoco sería agradable que la ganasen a nuestro pesar: se pude romper España, eso ya lo iremos viendo, pero no por el puro capricho de que Sergio Ramos levante otra copa.
"Especialmente el señor Pérez se cree que los demás somos idiotas"
Tebas, presidente de LaLiga, contra la Florentino, Laporta y Agnelli: "Son los náufragos de la Superliga; apoyaré una sanción de la UEFA a los clubes aunque haya españoles".
"La Superliga no ha muerto", dijo Javier Tebas en una reunión de las Ligas Europeas. "Soy miembro de la dirección de UEFA, pero haré unas reflexiones a título personal", señaló antes de ponerse a sacudir a diestro y siniestro, más que a la Superliga, a los presidentes del Real Madrid, Barcelona y Juventus: "Florentino, Laporta y Agnelli son los náufragos de la Superliga". Después, el presidente de LaLiga aseguró que "los tres se creen que son los salvadores del fútbol y los demás unos idiotas, y se lo cree especialmente el señor Pérez. Pero lo cierto es que los tres tienen que espabilar, porque gestionan para que los futbolistas tengan un Ferrari más en el garaje". Estas fueron las 'reflexiones personales' del presidente de LaLiga:
Meritocacia: "La Superliga va contra el mérito deportivo. Es por eso un gran peligro, algo que no podemos consentir. Atenta contra las bases del deporte y a un motor fundamental tanto para los aficionados como para los clubes. No vale eso de que como somos más grandes y tenemos más recursos, pues jugamos entre nosotros y lo demás no importa".
Estabilidad económica: "La Superliga atenta contra la estabilidad económica porque sólo contempla el interés de unos pocos y su objetivo es vaciar las Ligas nacionales. Y lo mismo sucede con los proyectos que llegan de FIFA, como el Mundial cada dos años o el nuevo Mundialito de Clubes. Infantino tampoco ha actuado correctamente. Sólo ha mirado por los grandes, y por lo tanto en todo esto ha tenido que ver él y su propio entorno".
Autonomía: "La Superliga atenta contra la autonomía de las Ligas nacionales. Llevamos cincuenta años decidiendo los formatos de competición, los calendarios y el número de clubes. Y ahora lo quieren cambiar todo sin consultar. Se creen que somos tontos y juegan con nuestra ingenuidad. Pero no piquemos en ese lenguaje suyo, seamos políticamente incorrecto y digamos lo que pensamos: que nos toman por imbéciles y eso nos ofende. Quieren imponer sus reglas mirando por su únicos intereses".
Calendario: "Ya avisan, por ejemplo, de un Mundial cada dos años... Todo va en contra de las Ligas, que verían recortadas sus fechas, sus equipos. Y además van contra el principio básico: un club, un voto. Ellos quieren que el valor del voto se vincule a los balances, al dinero. Y no es así, cada club tiene derecho a opinar con el mismo valor que otro si pertenece a igual categoría deportiva, que es el único baremo que debe contar. No el dinero".
Marcha de Zidane: "Ha traído grandes glorias al Madrid, es un gran entrenador. Mi apoyo a Zidane y espero que el Real Madrid sepa encontrar la solución lo mejor posible para los que somos aficionados del Real Madrid podamos disfrutar de una gran entrenador y de un gran equipo".
Castigo a los clubes que siguen involucrados en la Superliga: "Nos gustaría que pudiesen jugar la Champions, pero si dejan de hacer idioteces a lo mejor juegan. Hay que ser responsable de los actos. Lo que no puede ser es hacer un golpe de estado, irse de rositas y encima levantar la mano para decir quiero negociar. Y además, hago una cautelarisima para defender mi posición. No hombre, no".