Estimados (hoy no demasiado),
Tanto los escritores antiguos como los modernos (o sea, yo)
han utilizado la batalla de las Termópilas como un ejemplo del poder que puede
ejercer sobre un equipo de fútbol el compromiso con la divisa y la defensa de su
propio Honor por parte de un pequeño grupo de jugadores. Asimismo, el
comportamiento de esos pocos jugadores se ha utilizado como ejemplo de las
ventajas del entrenamiento como multiplicador de la fuerza de un equipo, y se
ha convertido en un símbolo de la valentía frente a la adversidad insuperable.
“-Rey Leónidas, y ahora que vamos a hacer?”, preguntó el hippei OMARAKHIOS, al ver que
el enorme ejercito persa, gracias a la traición de Efialtes (cualquier
similitud con Anibal no es mera coincidencia..je je je), habían logrado
rodear el frente de batalla y acceder a la retaguardia.
Los otros 3 hippeis, Talakos, Guillermokis y Giovannithios,
no estaban particularmente preocupados por la situación, aunque si muy molestos
con aquellos que habían prometido ayuda, pero que a última hora habían
DESERTADO el campo de batalla.
“-Nos van a apastar como moscas, pero al menos habremos
salvado nuestro Honor” dijo el Rey Leonidas.
“-Sin
embargo, el que se quiera ir o tenga miedo, pues que se regrese a su casa!” le gritó
Leonidas con rabia a los 4 hippeis presentes.
“-Rey Leonidas” habló el hippei Talakos “-a pesar de que tenía otra batalla en predios de
Lasalledelacolinakis, estoy aquí y no me voy porque sé que me voy a divertir
mas metiéndole patadas a estos persas del coño”.
“-Así es” ripostó el hippei Guillermokis, “-Así
es”, repitió. “-Esa es la actitud, Talakos. Yo tampoco me voy
de esta vaina. Yo voy a cumplir con la Divisa LOYOLA-MASTER. Allá aquellos que
no quisieron comprometerse con el equipo. Mi Honor no tiene precio!”.
“-Verga…
yo traté hasta última hora contactar a algunos aliados, pero se me echaron pá
tras´ cuando les dije que había poco chance de salir ilesos de este partido.
QUE VAINA!” exclamó el hippei Giovannithios. “-Pero bué….” siguió
Giovannithios, -“esto es lo
que hay, y yo vine a las Termópilas a divertirme y no a llorar por los
ausentes… así que pá ´lante es pa´ ´llá”..vamos a echarle bolas y a llevarnos
para el Tártaro a unos cuantos adversarios. ARRIBA LOYOLA!!!”
Como podrán
comprender del diálogo que, según las fuentes históricas consultadas, habría
ocurrido el día 13 de junio del año 480 AC entre esos personajes, que por
supuesto la Historia elevó a la categoría de SEMI-DIOSES, el partido de
ayer terminó con una derrota catastrófica 10-0.
4 Master (sin
arquero) vs. 12 adversarios, que además eran al menos 15 años mas jóvenes.
No vale la
pena comentar el juego, obviamente sin mucha historia, a pesar de que dimos la
cara y logramos hacer buenas jugadas y de vaina metimos el de la honrilla.
Sin embargo,
quiero resaltar el hecho de la TREMENDA diferencia que existe entre el Futbol y
el FUTSAL en cuanto al número de jugadores en campo.
En efecto, en
el Futbol, jugar con 10 no implica un cambio dramático y, mas bien, a veces es
mejor que jugar con 11. Pero en el FUTSAL, jugar con 4 equivale a jugar con 7
en el Futbol. O sea, 1 solo jugador menos es DEMASIADA ventaja para el otro
equipo. Y si a eso le ponemos que ellos tenían en promedio 15 años menos y eran
12, pues esa diferencia de un jugador se convirtió en algo realmente imposible
de superar.
Algunos de
Ustedes se preguntarán:
y porque jugaron si sabían que iban a perder de esa manera? Porque no dar
Forfeit y ya?
Pues porque
hay algo que se llama PUNDONOR, porque
hay algo que se llama COMPROMISO con la DIVISA,
porque hay algo que se llama VERGÜENZA DEPORTIVA,
porque hay algo que se llama AMOR AL FUTBOL,
porque hay algo que se llama ….. mejor no sigo, pues el ejemplo de las
Termópilas, que por cierto me lo recordó OMAR, a quien va el crédito por
la idea sobre cómo empezar este comentario, es más que suficiente para hacerles
entender el porqué nos quedamos y no nos fuimos.
Nuestro
último partido será el día 24 de junio a
las 8:30 pm, y lo jugaremos contra el equipo
de Efialtes…perdón… de Judas…. perdón… de Anibal.
Quien se
anima a acompañarnos en esa última gran batalla?
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